miércoles, 16 de octubre de 2013

JUAN ANGEL BUGANDA

BIOGRAFIA
Hijo de Nicolás Bujanda y de Buenaventura Unsuluarte. Al parecer, se dedicó al comercio desde edad temprana y, a poco de iniciarse la revolución acaudillada por el brigadier Mateo Pumacahua, asumió las funciones de intendente del ejército (1 de septiembre de 1814). En sus filas venció a los realistas en Cangallo y ocupó Arequipa pero finalmente fue derrotado en la batalla de Umachiri (11 de marzo de 1815). Sus bienes fueron confiscados y durante algunos años se ocultó en abruptos lugares de la sierra; pero algunas instancias debieron interponerse en su favor o se acogió a alguna promesa de amnistía, pues retornó a Cuzco aún bajo el dominio español. Fue regidor del cabildo (1822); aportó 200 pesos al "empréstito voluntario" que el comercio local ofreció a las autoridades virreinales para aliviar sus necesidades (1823) y como juez diputado del comercio recaudó 14.800 pesos en dinero efectivo y en especies (1824), para los mismos fines.
Al finalizar la dominación española y teniendo en cuenta su pasado revolucionario, pasó a desempeñar cargos públicos bajo la República. Se le confió la subprefectura de Urubamba y, con el grado de coronel (1825), se extendió su jurisdicción a las provincias de Calca y Paucartambo. Fue promovido a la prefectura y comandancia general de Cuzco (1828) y, aunque elegido representante a la Convención Nacional (1833), el presidente Agustín Gamarra lo mantuvo al frente del departamento.
Como prefecto del Cuzco favoreció los hospitales, la Casa de huérfanos y el Hospicio de pobres. Mejoró los caminos y abrió uno de Santa Ana a Urusayhua y otro en la provincia de Urubamba, que permitió a don Mariano Sánchez descubrir la ciudad incaica de Choquequirao. Asimismo, tuvo que enfrentar la sublevación del coronel Gregorio Escobedo, siendo apresado y encarcelado por los insurgentes, para luego ser liberado gracias a una oportuna reacción de militares y civiles que lo ayudaron a reprimir a los insurrectos (1830).
Tuvo una actitud dubitativa durante la rebelión del general Pedro Pablo Bermúdez contra el presidente Luis José de Orbegoso, pero reconoció la autoridad de éste al quedar pacificado el país por efecto del abrazo de Maquinhuayo (24 de abril de 1834). Al comprobársele un entendimiento secreto con los rebeldes, fue depuesto y borrado del escalafón.
Reapareció en la escena política cuando el general Felipe Santiago Salaverry asumió el gobierno (23 de febrero de 1835) y le confió la gobernación de la fortaleza del Real Felipe del Callao. A su vez, quedó encargado del poder en Lima (6 de abril) cuando Salaverry marchó hacia el norte para debelar la oposición encabezada por el general Domingo Nieto; y para atemorizar a los montoneros y salteadores que merodeaban en torno a la capital, restableció las penas de horca u azotes y puso precio a las cabezas de sus jefes (entre los que se hallaba el célebre negro León Escobar); pero, lejos de ser eficaces tales medidas, le crearon a Bujanda una aureola de sanguinario y socavaron el prestigio del gobierno. La vuelta de Salaverry a la capital (17 de mayo) alivió la tensión, y las penas infamantes fueron derogadas.
Pasó luego a ejercer el Ministerio de Guerra y Marina. Él y Felipe Pardo y Aliaga fueron nombrados delegados de Salaverry con la misión de negociar un acuerdo con el mariscal Gamarra, para consolidar la resistencia a la intervención del presidente de Bolivia, general Andrés de Santa Cruz. El acuerdo se firmó en el Cuzco, el 27 de julio de 1835 y allí se reconoció la autoridad de Salaverry en un frente único antiboliviano.1 Gamarra se precipitó al entablar batalla contra las fuerzas bolivianas y peruanas aliadas (estas últimas enviadas por Orbegoso desde Arequipa) y fue derrotado por Santa Cruz en Yanacocha (13 de agosto). Gamarra y sus amigos huyeron a Lima, pero todos fueron apresados y desterrados a Costa Rica, entre ellos Bujanda.
De Costa Rica, Bujanda pasó a Guayaquil y luego a Santiago de Chile, donde se unió a los emigrados peruanos que negociaron la organización de las campañas restauradoras contra la Confederación Perú-Boliviana. Pero Bujanda no llegó a embarcarse rumbo al Perú, pues falleció repentinamente, en circunstancias oscuras. Se dice que fue envenenado por error de quien debió darle una medicina.

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